El 21 de septiembre del año 1946 se produjo un incendio en la plaza de toros de Valencia. El siniestro ocurrió a las cinco de la tarde. El coso taurino de la ciudad estaba entonces completamente vacío y no hubo que lamentar desgracias personales. A partir de este siniestro se remodeló la plaza y su entorno, aunque mínimamente, desapareciendo la balaustrada de piedra.